Música del Alma

sábado, 9 de agosto de 2008

Cómo tratar el tema de la muerte con los niños


Según guíainfantil.com aconseja: ¿Cómo hablar de algo que no conocemos? ¿Cómo hablar de la muerte con los niños? ¿Qué es morirse?

No hace falta que seamos niños para que nos hagamos éstas preguntas una y otra vez. Y si la duda persiste para los mayores, ¡imagínate para los más pequeños de la casa!. Es difícil explicar lo inexplicable. Pero eso no quita la importancia al tema.

Alrededor de los cuatro años de edad, muchos niños harán y harán a sus padres esas preguntas. Y ¿qué hacemos?.

La muerte es un tema delicado y hay que elegir bien las palabras para no afectar a los niños. ¿Qué tienen que saber los niños respecto a la muerte? Más allá de las creencias religiosas que cada familia desee transmitir, hay verdades, compartidas por todos, que no pueden dejar de decirse. Por ejemplo: ¿Qué es morir?

Morir es terminar de vivir. Las explicaciones como " se fué", " está en el cielo ", "lo perdimos" o " desapareció", no son tranquilizantes si no se les explica claramente que de lo que se trata es del final de una vida.

¿Tú te vas a morir? ¿ Y yo? ¿ Cuando?

No debemos engañarles diciendo " cuando seamos viejitos". Sabemos que lamentablemente no es siempre así: mueren bebés, niños, jóvenes, adultos y viejos. Morimos cuando se nos acaba la vida. Todo lo que nace, muere.

Hasta aproximadamente los 6 años de edad, los niños no se angustiarán con el tema de la muerte. Hablarán con naturalidad y después de obtener la respuesta que buscaban, continuarán con su almuerzo, su juego o su película. Nos angustiamos los adultos.

Como notamos en los ejemplos citados, los niños necesitan saber que el cuerpo sin vida queda en el cementerio, donde están las tumbas y en un lugar está escrito el nombre, apellido, fecha de nacimiento y de fallecimiento "de la persona que murió". Allí se puede ir a recordarlos.

Una inquietud recurrente en los niños y en todo ser humano es ¿qué queda de los muertos?

Algunos hablarán del alma (cuidemos las expresiones a fin de que el niño no la busque en un lugar físico y concreto, temiendo su aparición). Otra manera de responder podría ser:"quedan las fotos, los recuerdos, todo lo que nosotros y aquellos que lo conocieron contamos de él, quedan las imágenes que tenemos de los momentos compartidos junto a él y queda la marca que dejó en nuestras vidas ".

Antes de terminar es importante señalar que cuando los niños no hacen preguntas acerca de la muerte de un ser querido, no significa que no las tengan. Ellos perciben que formularlas abiertamente provocaría angustia e incomodidad en los adultos. Si de esto no se habla, aparecen síntomas (físicos y psíquicos) de distinta gravedad.

La verdad puede ser triste, pero ignorarla, es peor.

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