Pues aunque parezca mentira les contaré lo que me sucedió hace no mucho tiempo, pongan atención:
Una tarde recibí una llamada teléfonica pidiéndome acudir a la escuela de medicina, que por aquel tiempo su sótano funcionaba de morgue y se me pedía además llevara presupuesto para un servicio funerario de traslado a Ciudad Madera, Chih.
El cuadro no podía ser más desgarrador, una señora inclinada sobre un cadáver lo besaba y acariciaba de manera muy dolida y aunque desfigurado el rostro por contusiones muy severas, dijo con toda certeza: "sí, es mi Chuy, él es guitarrista y le reconozco plenamente gracias al callo de las cuerdas" En fin, después de identificar la viuda al difunto por escrito y hacer el reclamo correspondiente ante el ministerio público, me fué entregado para sus funerales.
Ya por la mañana, casi mediodía y despues de poner algunos spots en la radiodifusora a petición de la viuda y en espera de los trámites para salir fuera de la ciudad con el cuerpo, me encontraba en mi oficina de La Memorial cuando por la ventana que dá a la entrada principal veo que se estaciona un taxi y de él desciende un sujeto que a vistas se notaba su estado de embriaguez y más aún, con una botella de brandy en la diestra ¿y que creen? una guitarra en la siniestra.
Aquel ceremonioso silencio característico de toda funeraria se tornó en caos: correderas y gritos de: ¡el muerto, el muerto! masacraban los oídos de la gente que pasaba y se arremolinaba ya en la entrada para ver el show.
Entre disparates y empujones tuve que intervenir y darle la palabra al recién llegado: "No pos es que hace ratito que llegué a la vecindá me dijieron que ya me había muerto y que ya hasta me estaban velando y pos de volada me dejé venir"
En eso la presunta viuda se le dejó ir a golpes y llanto y risas al mismo tiempo.
Afortunadamente todo salió bien y tuvo un final feliz. Despues de darme las gracias, Jesús y su esposa se fueron muy contentos a su casa en compañía de sus familiares y amigos. A Chuy lo veo seguido correteando carros por la calle Aldama y ofreciendo sus servicios de trío o mariachi.
Pero, ¿y el muerto?
Se quedó vestido y en su ataúd y en menos de 24 horas lo reclamaron sus legítimos familiares y me contrataron para llevarlo tambien fuera de la ciudad.
Les aseguro que éste relato es verídico, sólo el nombre del protagonista fué cambiado para respetar su privacidad.
Es una más de las vivencias que cómo agente funerario me ha tocado vivir y de las que les aseguro tengo una que otra más que espero poder compartir con ustedes más adelante. Adiós.
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