El primer cementerio que existió en la ciudad estuvo anexo a la catedral e incluso en su mismo interior, siendo ésta la costumbre que los habitantes del virreinato heredaron de los españoles.
Cómo el mismo fué arrasado junto con el del templo de San Francisco allá por el año de 1890, vemos aquí el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe que es el único que aún perdura.
Con el aumento de la población, los templos no podían cubrir la demanda de espacios para las sepulturas y se decidió entonces por innovar abriendo un cementerio fuera de la catedral, el cual estuvo ubicado en la intersección del actual Paseo Bolivar y la Ave. Independencia y que tuvo por nombre "Cementerio de San Felipe" en honor al santo patrono de aquellos ayeres.
Cómo mudo testigo sólo se encuentra ésta piedra de 1.54 mts. de alto, donde quedó plasmada en bronce, la memoria de los que aún ahí descansan y son nada más y nada menos que los insurgentes que acompañaban a Hidalgo en su lucha libertadora.
La gente de aquella época se resistía a utilizarlo ya que por sus prejuicios y costumbres insistían en seguir usando los templos para su inhumación.
Debido a ésto se tuvo que prohibir por las autoridades y forzar así a la población a solicitar los servicios directamente al cementerio a partir del año 1820.
Fué en 1900 cuando el entonces gobernador Terrazas cierra el camposanto y da continuidad a la Calle del Comercio hoy conocida cómo Ave. Independencia y dotar así de mejores y rápidas vías de acceso a la creciente ciudad.
A mediados del siglo 19, se abren dos panteones más, el de La Regla y el de La Merced, el primero para la gente "bien" y el otro para los de mas bajos recursos. Décadas más tarde serían transformados en el parque Revolución y el popular parque Urueta, respectivamente.
Si deseas conocer mas del tema, ya conoces la mecánica.
Saludos.
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