Segundo aniversario luctuoso del joven
Guillermo Zárate Escareño
Vivo en una estrella,
radiante de luz.
No lloren mi ausencia,
estoy con Jesús.
Cuando llegué al cielo,
cuando ví su faz
mi alma dichosa
se llenó de paz.
El Dios de los cielos
sanó toda herida;
me tomó en sus manos,
me tomó en sus brazos
y encontré la vida.
Que más quieren de mí
dejen de llorar,
que yo desde mi estrella
los puedo mirar.
Denme una sonrisa
para descansar
piensen que yo los amo,
que yo los quiero,
dejen de llorar.
Piensen que estoy presente
cómo lo está el sol
y que sigo latiendo
en su corazón.
Tu abuela Martha
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