Dios me dió un lugar a su lado y como a todos, a mí me llegó el día de venir a ocuparlo.
Guarden de mí lo más valioso, las enseñanzas, las experiencias y mis consejos que siempre se los ofrecí con el corazón abierto y cuando tengan que viajar por éste camino con gusto iré a su encuentro, los recibiré con los brazos abiertos y con una sonrisa y con un beso les diré: Bienvenidos a casa.
Esperanza Valenzuela de Pantoja
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