
Como todos sabemos, el lugar donde se fundaría la ciudad se sujetó a votación entre los 16 vecinos más importantes, siendo éste acto talvez el antecedente histórico de la democracia en el norte del país.
Don Nicolás -así era el nombre de mi querido abuelito materno- emitió su sufragio para que la cabecera quedara asentada en el poblado de Santa Eulalia.
Sus restos se piensa, han de descansar en el templo del viejo mineral, considerando que así era la costumbre de la época.
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