
Cada Sábado a las cinco de la tarde el Templo de San Lorenzo queda en completo silencio, que contrasta con la alegría de quienes participan en ésta misa, donde no faltan los cantos de manera muy especial: con señas.
El párroco es Gustavo Becerra, uno de los sacerdotes más queridos por la comunidad católica chihuahuense, gracias a la forma en que oficia las misas y a la calidad humana que lo caracteriza. Dos personas están de pie frente a los feligreses para traducirlo por medio de las señas y transmitirlo a quienes así lo necesitan.
En su mayoría, son jóvenes quienes acuden a San Lorenzo, pero también adultos y personas de la tercera edad que los acompañan, quienes manifiestan su gran alegría que ésta manera se haya implementado.
Con información de El Heraldo de Chihuahua
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