Aun cuando amistades y familiares insisten en que Dios, mi Señor, te necesitaba cerca de El y por eso te llamó, ha pasado un largo año y no puedo resignarme a tu ausencia.
Los años que estuvimos juntos fueron más buenos que malos, recuerdo tu sonrisa, tu mirada limpia y tus sentimientos de bondad para todos los que te rodeaban, justificando siempre las malas acciones de las personas que te hacían daño.
Hoy me pasó una situación especial que me hizo sentir que existe Dios, que estás en su corte celestial y que me protejes desde el cielo. Gracias amor, por los años que me permitió Dios estar a tu lado. Nunca te olvidaré.
Tu esposo F. Armando Ruiz Muñoz
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