Música del Alma

sábado, 9 de mayo de 2009

Mi querido amigo

Me dá tristeza comprobar que se va perdiendo la tradición tan hermosa que es visitar los panteones donde se encuentran sepultados nuestros seres queridos.

Tal vez el primero, segundo y con dificultad el tercer año de la muerte de alguien a quien quisimos tanto, le llevamos flores y limpiamos su monumento.

Sin el afán de ofender ni lastimar a nadie, pero el pasado día seis de Marzo, cumpleaños del mejor de mis amigos, nadie fué a visitarlo, ni una solitaria florecilla había sobre su polvosa tumba.
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Don Rubén fué mi gran amigo, a quien tanto quise y él me quiso igual, pues superamos la barrera del tiempo y de la calidad en cuanto a estima se refiere, hubo apoyo, confidencias, anécdotas y complicidades sanas.

Después de orar y limpiar su tumba, mi pequeño hijo Miguel dejó en su cruz en señal de que tambien lo quiere y lo recuerda con profundo cariño, un carrito; para que su abuelito sepa que nunca lo olvidará y que lo proteja desde el cielo.
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