Música del Alma

viernes, 27 de marzo de 2009

Tip Sicológico

Humildemente quiero compartir un pequeño ejercicio para despedirnos de nuestros seres queridos.

Decir adiós.
Evoca a la persona que deseas llorar; permítele que se siente en una silla y concibe todos los detalles de la ropa, postura corporal y expresión facial. Verifica tus sentimientos. Concédete tiempo para contarle cómo te sientes y lo que piensas. Imagina la respuesta. ¿Hay algo que quisieras haber dicho antes de que ésta persona muriera? Si es así, ésta es tu oportunidad. ¿Qué es lo que más deseas de ésta persona? ¿Puedes pedírselo? ¿Qué sucede? ¿Te gustaría ofrecerle algo?

Cambia de sitio y asume la identidad de él o ella. ¿Qué sientes? ¿Cómo te ves desde ésta posición? Ahora que eres la otra persona, ¿Qué te gustaría decir a tu verdadero yo? ¿Cómo respondes? ¿Deseas pedir u ofrecer algo?

Vuelve a tu posición original y verifica si hay algo más que necesitas decir o hacer para cerrar cualquier “asunto inconcluso”. Si lo deseas, escribe en tu diario lo que te ha producido ésta experiencia.

Crea un ritual significativo, basado en ésta conversación imaginaria que te ayude a concluir el proceso del luto.

Si te cuesta mucho trabajo cerrar ése círculo busca ayuda profesional, créeme, puedes sanar.

Mis mejores deseos para todos.

Lic. Mónica Chávez de Anguiano/Terapeuta

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante sin duda...
Será posible así perdonar a quien te ah destrozado el corazón???

Anónimo dijo...

Pues mira, hace poco perdí al amor de mi vida, fue realmente duro el enterarme que me engaño con otro hombre. Un día se me acercó una señora en la calle y me preguntó si me sentía bien, lo anterior al verme alicaído. En fin, le platiqué mi tragedia y ella me comentó la suya...una pequeña hija recien había muerto de leucemia y su madre tenía una semana de fallecida. Su esposo la había también abandonado igual que mi mujer lo hizo conmigo. ¿Sabes que me sorprendió? Que ella comparó su problemón con el mío...me dijo que lo mío era una pérdida igual que las suyas y me dió muchos consejos para sobrellevar mi asunto.
Yo sinceramente me compadezco de ésta persona ya que lo mío no es nada en comparación de sus broncas y sin embargo ella con todo y ésa enorme cruz sobre sus hombros fúe capaz de brindarme un apoyo que yo pensaba nadie me podía comprender y proporcionar.
Démonos el chance de salir adelante y el mundo que ruede...
Gabriel